Cristina es la protagonista de la historia que desgarró el corazón de casi todo el país. La abuela de 79 años ayer conmovió con su llanto luego de que inspectores del municipio le secuestraran tres cajones con plantines aromáticos que vende en el centro. Hoy Que Pasa Salta fue y conoció más su historia. 

Un poco más tranquila y contenida por el abrazo de los salteños solidarios, la mujer regresó a la misma ubicación, aunque con un cambio sobre su puesto. Esta vez tuvo que ubicar las plantitas sobre la tapia para "no ocupar la vereda". 

El periodista Facundo Toranzos le preguntó cómo se sentía después del doloroso momento de ayer y Doña Cristina abrió su corazón: "Tengo pena de mis plantitas, yo las había comprado para vender y ahora no tengo". Luego contó que la pérdida representa una inversión de $3.000, una cifra menor para algunos, pero enorme para ella y su realidad.

Hace 30 años que la abuela se gana la vida con la misma actividad. Ya con su cuerpo cansado de soportar el sacrificio, las condiciones del clima y otros factores, sigue cada día -menos los domingos- para subsistir en su economía. 

"Yo soy buena para la gente, no soy mala...", expresó Cristina mientras transeúntes que pasaban le daban abrazos y muestras de cariño. 

 

El dolor en su casa

Cristina tiene cinco hijas y un hijo. Todos trabajan, pero por razones que no conocemos, no se ocupan de sostenerla económicamente. "Nadie se hizo cargo de mi", contó con dolor en sus palabras. 

El caso de la vendedora se conoció mientras QPS cubría un siniestro vial en la playa de estacionamiento a metros de donde ella se ubica. En ese momento aparecieron los agentes municipales y actuaron de oficio ante la orden de despejar el espacio público.