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Más fácil, imposible: la insólita contraseña con la que robaron el Museo del Louvre

El histórico museo parisino sufrió un golpe de más de 100 millones de dólares. Las pericias revelaron que el sistema de cámaras tenía una clave super fácil. Las auditorías lo habían advertido hace año

El sistema de videovigilancia del museo más famoso del mundo usaba una contraseña tan simple como absurda: "Louvre". Así lo reveló el diario Libération, que accedió a informes reservados de la Agencia Nacional de Seguridad de la Información (ANSSI). Desde 2014, esa oficina venía alertando sobre fallas graves y contraseñas básicas, pero nunca se corrigieron.

El robo de los 102 millones de dólares

El escándalo estalló tras el asalto del 19 de octubre, cuando un grupo de ladrones se llevó joyas valuadas en más de 102 millones de dólares.
El golpe fue cinematográfico: una grúa, una ventana rota y una huida a plena luz del día. Pero lo que más sorprendió fue lo que vino después.

Mientras los fiscales revisaban cámaras y ADN, los peritos descubrieron que el sistema de seguridad digital del Louvre era una verdadera coladera.

Auditorías ignoradas durante una década

Entre 2014 y 2025, la ANSSI emitió varios informes señalando lo mismo:

  • Software desactualizado.

  • Contraseñas básicas.

  • Fallas estructurales en el sistema Sathi, encargado de la videovigilancia.

El último reporte, de este año, fue lapidario: el museo tenía "una seguridad digital insuficiente para una institución de esta magnitud". Sin embargo, nada cambió.

Los sospechosos y las joyas perdidas

Por el robo hay cuatro acusados, tres de ellos identificados por ADN. La fiscal Laure Beccuau confirmó que "no son criminales sofisticados", sino obreros y trabajadores del norte de París.
Las joyas, en cambio, siguen sin aparecer.

Un golpe que deja una lección

El caso expuso la fragilidad digital incluso en instituciones del prestigio del Louvre.
Y deja una enseñanza clara: de nada sirve la fama si la seguridad se maneja con una contraseña tan obvia como su propio nombre.

 

Para Salta y el norte, donde cada vez más museos, municipios y organismos digitalizan sus sistemas, este episodio sirve de advertencia: la ciberseguridad no es un lujo, es una necesidad.

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