Según la investigación, las jóvenes fueron convocadas a una supuesta "fiesta" en una vivienda de Villa Vatteone. Los asesinos les prometieron 300 dólares a cada una por asistir, una oferta que funcionó como trampa mortal.

Las chicas, que eran primas y amigas, aceptaron el plan y el viernes 19 de septiembre subieron de manera voluntaria a una camioneta Chevrolet Tracker blanca con patente falsa, que las pasó a buscar en La Matanza. Ese detalle no fue casual: los criminales evitaron usar un auto de aplicación para que no quedara registrado el destino en ninguna plataforma.

 

La casa preparada para la masacre

Las jóvenes fueron llevadas a una vivienda en el barrio Mayol de Florencio Varela. La investigación reveló que la casa había sido "tomada" 24 horas antes por la organización narco. Los dueños -que hacían logística para la banda- fueron obligados a cederla y cavar un pozo en el patio, donde más tarde los cuerpos serían enterrados.